Historia de los antiguos juegos olímpicos
La celebración de los
primeros juegos olímpicos fue en el año 776 a.C, en Olimpia, en la península mediterránea
de Peloponeso. Se celebraban en honor al dios Zeus, cada cuatro años en verano.
La idea partió de un hombre llamado Oxilos, si bien empezaron a celebrarse por
iniciativa del rey Ifitos de Élida.
En ellos competían atletas
de todas partes de Grecia y si en ese momento había guerra se imponía una
tregua entre los contendientes para que no interfirieran en la realización de
los juegos. Participaban hombres libres que hablaran griego. Todos ellos
competían a título individual, y si triunfaban adquirían enorme fama y prestigio.
El único premio a la victoria era la corona de ramas de olivo, llamada el cotinus,
aunque se sabe que también los atletas ganadores recibían ayuda material de los
poderosos de la época. En sus ciudades natales se levantaban estatuas a los
vencedores y se escribían poemas en su honor. A su regreso, los triunfadores recibían
una bienvenida de héroes, con un desfile por las calles. También los podían
recompensar con dinero, obsequios, se les eximía de pagar tributos, o se les
daban boletos de primera fila para espectáculos públicos. A los competidores
que hacían trampa se les castigaba cobrándoles una multa que servía para
financiar estatuas de bronce en honor a Zeus que se ponían en el camino al
estadio Olímpico, en las cuales se escribía el nombre del tramposo y su ofensa.
La costumbre de la corona vegetal permaneció hasta 1960, año en que se introdujeron
las medallas de oro, plata y bronce. Los primeros juegos consistían solamente
en una carrera a pie de 185 o 190 metros. Posteriormente se fueron añadiendo
carreras más largas y modalidades deportivas que eran el Pentatlón que estaba
compuesto por el lanzamiento de disco, lanzamiento de jabalina, salto de longitud,
carreras y lucha; carreras, boxeo, carreras de carro, equitación y pancracio
que era una mezcla de boxeo y lucha. La última prueba de los juegos,
considerada la más importante, era denominada con el nombre final del estadio y
consistía en correr 192,27 metros. Se sabe que uno de los ganadores de esta
prueba se llamaba Corebo, residente de la ciudad de Elis, y que ejercía de
cocinero. Algunos tratados consideran a Corebo como el primer campeón en la
antigüedad.
Como en la mayoría de los
actos griegos, los juegos olímpicos estaban muy bien organizados, pues se sabe que
unos meses antes de los juegos se enviaban mensajeros oficiales a través de
Grecia para anunciar la fecha exacta del evento por todas las villas y
ciudades. Había una selección previa de atletas, los cuales eran elegidos por
jueces locales. Antes de competir, los atletas sacrificaban un cerdo en honor
de los dioses y juraban haber entrenado diez meses en Olimpia. La gran mayoría
de los atletas competían completamente desnudos porque era una manera de
mostrar con orgullo su condición física.
Todos los griegos que eran
ciudadanos libres y que no habían cometido ningún crimen tenían el derecho de participar
en los Juegos Olímpicos. Las mujeres no tenían derecho de competir, ni siquiera
como espectadoras, ya que éstos eran privilegios sagrados de los hombres.
Podían ser castigadas incluso con la muerte si se les descubría en los juegos.
En principio, el veto era por razones de pudor, ya que pretendía impedir que
las mujeres contemplasen el cuerpo desnudo de los atletas, los cuáles estaban
obligados a competir sin ninguna prenda. Con el tiempo, se suprimió este requisito.
Tras muchas persecuciones, la mujer pudo finalmente acceder a las instalaciones
deportivas y ser autorizadas como participantes en pruebas mixtas. En este
sentido, la primera atleta olímpica fue Cinisca, hermana del rey Agelisao de
Esparta, quien ganó la primera carrera de carros tirado por cuatro caballos.
Cuando las polis entraron
en decadencia, los juegos olímpicos también empezaron a caer cuesta abajo. Roma
se los llevaría al corazón del nuevo imperio en los años 80 a.C., seis décadas
después de haber conquistado Olimpia. Las competiciones siguieron celebrándose
e, incluso, adquirieron un perfil más internacional, toda vez que tomaban en
ellas atletas de todos los lugares del mundo latino. Sin embargo, perdieron su
anterior sentido cultural para pasar a ser únicamente un torneo deportivo, si
bien se mantuvieron los ritos religiosos, los bailes y las fiestas. Los atletas
eran casi profesionales y se entrenaban regularmente, gracias al patrocinio que obtenían de los patricios o de
ricos plebeyos, algunos de los cuáles utilizaban en su provecho el éxito de sus
pupilos: habían nacido los sponsors.
El
emperador Teodosio abolió los juegos tras celebrarse ininterrumpidamente
durante 1172 años a lo largo de 294 ediciones en dos sedes distintas Olimpia y
Roma, declarándolos ilegales en los años 396 después de Cristo por
considerarlos paganos, ya que en estas fechas el cristianismo era ya la
religión oficial del imperio.
El
olvido fue a la postre su peor castigo y los juegos yacieron sepultados por los
siglos de la misma forma que lo estuvieron las ruinas grecolatinas.
Origen:
De
los atletas se esperaba el mejor desempeño para orgullo de su ciudad natal. A
cambio se les proclamaba como héroes, colocándoles una corona hecha de ramas de
olivo, cortadas con un cuchillo especial por un joven de 12 años, que como
condición debería tener padres vivos.
Los
vencedores al llegar, atravesaban un hueco hecho en la muralla de su ciudad,
con el fin de ser cerrado después de su paso para evitar que el triunfo
escapara de la ciudad, los campeones ofrendaban su trofeo al dios Zeus. A
partir de ese momento la manutención del atleta corría a cargo del municipio
por el resto de sus días.
La
práctica deportiva era realizada sin ropa y con los pies descalzos. En la
temporada de los juegos se mantenía una tregua sagrada en todo el país llamada
Ekecheiri dándosele al evento una connotación de paz y armonía que no podía ser
violada bajo ninguna circunstancia. Como evidencias gráficas sobre los juegos
de la antigüedad se encuentran algunas artesanías etruscas donde se plasmó al
atleta compitiendo en diferentes disciplinas deportivas.
Casi
veinte siglos después el barón de Coubertin, proveniente de una familia de la aristocracia
francesa, en un viaje realizado al estadio Olímpico de Grecia, tuvo la
brillante idea de reiniciar los juegos que se realizaban en la antigua ciudad
de Olimpia.
El
Barón, hombre que a pesar de la presión de su familia cambió la carrera militar
por la docencia, con estudios de derecho y su ideología siempre enmarcada
dentro de la igualdad social, entendió que la actividad deportiva de aquel
entonces era solo privilegio de las clases adineradas de la Gran Bretaña.
Consideró entonces la necesidad de masificarla dentro de toda la población,
reconociendo sus beneficios en el desarrollo de madurez, nobleza, capacidad,
trabajo y bienestar físico que generaba el esfuerzo y la sana competencia.
Aliados
a esa idea estaban los avances tecnológicos de la segunda mitad del siglo XLX,
con el invento de los buques de vapor y el telégrafo, situación afortunada que
acortaba las distancias entre los distintos continentes.
Hacia
1894, el Barón de Coubertin dio origen al movimiento olímpico mundial, al
convocar a catorce países creándose el primer Comité Olímpico internacional
(COI), con sede en la prestigiosa universidad parisina de la Sorbona. Dentro de
ese contexto académico se adjudicaron los primeros juegos olímpicos de la era
moderna a la ciudad de Atenas en reconocimiento histórico a los juegos de la
antigüedad.
En el mismo congreso fue
elegido el primer presidente del COI, cargo asumido por el griego Demetrius Bikelas,
mientras que el Barón del deporte como se llamó a Coubertin, ocupó el cargo de
secretario general.
A pesar de las
dificultades políticas y financieras que afrontó la organización y gracias a
diferentes aportes económicos, especialmente el de un acaudalado comerciante
griego llamado George Averof, residente en Alejandría, el que aportó un millón
de dracmas para la construcción del estadio olímpico, se logró la inauguración
de los juegos por el rey Jorge I en el año 1896 en el monumental estadio
olímpico de Grecia y ante 70000 espectadores.
En ellos participaron 311
atletas de 11 países y a pesar de los reveses de la mayoría de los atletas
griegos, el humilde panadero Spiridon Louis consiguió el triunfo en la Maratón
de 42 Kilómetros. La prueba, una de las más prestigiosas de la competencia
olímpica, fue diseñada recordando la gesta heroica del soldado ateniense que en
la antigüedad y después de la batalla, recorrió la misma distancia entre el
valle de Maratón y Atenas para anunciar la gran noticia del triunfo de los
atenienses sobre los persas. Al terminar su recorrido, cayó muerto por la
fatiga y el cansancio.
Cultura en las olimpiadas:
Los juegos olímpicos
propiciaron la creación cultural los campos de la escultura, arquitectura,
matemáticas y poesía.
En la arquitectura se
destaca el templo de Zeus en Olimpia, diseñado por Libon.
Para construir este
edificio se usó un sistema de proporciones geométricas según los planteamientos
de Euclides.
En la cultura, los juegos
inspiraron el famoso Discóbolo de Mirón. En cuanto a la poesía, se conocen las Espinicianas,
escritas por famosos poetas, como Píndaro y Simónides, para inmortalizar los
triunfos de los atletas en las olimpiadas.
Los juegos modernos:
El fundador de los Juegos Olímpicos
de la era moderna fue Pierre de Fredy, Barón de Coubertin. Nacido en el seno de
una familia aristocrática, siempre estuvo interesado en la educación y creía
que el deporte tenía el poder de beneficiar a la humanidad y alentar la paz
entre las naciones del mundo. A los 31 años anunció su deseo de revivir los
Juegos Olímpicos, pero nadie creyó en él y no hubo mucho entusiasmo ni apoyo.
Coubertin no se
desilusionó y fundó el 23 de junio de 1894 el Comité Olímpico Internacional en
una ceremonia llevada a cabo en la Universidad de La Sorborne en París. Dos
años más tarde, tras grandes esfuerzos se llevaron a cabo los primeros Juegos
Olímpicos de la era moderna en la ciudad de Atenas, Grecia.
La Llama Olímpica es el
símbolo más venerado de los Juegos y la idea fue adoptada de los Juegos
Antiguos, donde la llama sagrada permanecía encendida en el altar de Zeus
durante la competencia. En los Juegos de Ámsterdam de 1928 hubo por primera vez
un pebetero permanente para la llama olímpica. Desde el año 1936, la llama es
encendida en Grecia y transportada haciendo relevos de la antorcha hasta la
sede de los Juegos.
Esto simboliza la unión
entre los juegos de la antigüedad y los juegos modernos. La llama es encendida
en el antiguo sitio de Olimpia por los rayos naturales del sol reflejados en un
espejo curvo. Es encendida en una ceremonia por una mujer vestida con las ropas
usadas en la antigüedad y es ella quien se la entrega al primer corredor.
Historia del Maratón:
La idea de una carrera de
maratón fue inspirada por la leyenda de Filípides, un corredor profesional
quien supuestamente llevó la noticia de la victoria griega sobre los persas en
la batalla de Marathon en el año 409 a.C. En su llegada a Atenas, gritó
"Alegraos, hemos vencido" y luego cayó muerto, exhausto. Actualmente
no hay evidencia que este incidente dramático haya tenido lugar alguna vez. El
historiador del quinto siglo a.C., Heródoto, quien desarrolló jugosas anécdotas
de la época y escribió sobre la batalla de Marathon, no menciona en ningún
momento nada sobre la hazaña de Filípides. La historia no apareció escrita
hasta el segundo siglo d.C. − más de 600 años después de que el supuesto hecho
ocurriera. La carrera más larga incluida en los antiguos Juegos Olímpicos
Griegos era de solamente 4.614 metros.
Reglas del Maratón
Olímpico:
El maratón olímpico se
corre actualmente sobre la distancia de 42.195m. (26 millas, 385 yardas). Tanto
la largada como la llegada del maratón no necesariamente debe ser dentro de un
estadio. En ciertas oportunidades, la carrera empieza dentro del estadio, con
una vuelta a la pista, para luego tomar las calles y retornar al estadio en el
final, dando la vuelta a la pista para completar los últimos 400 metros. En la
línea de largada, los corredores toman lugar sin un orden predeterminado. La
competencia se inicia cuando el largador dispara la pistola de largada. Como en
las otras pruebas, dos largadas en falso implican descalificación del participante.
Así como en las otras carreras, el ganador es el primer participante cuyo torso
cruza la línea de llegada. No existe en el maratón pruebas clasificatorias;
todos los competidores participan de una sola carrera.
El recorrido debe ser por
calles, aunque está permitido que se utilicen bici sendas o senderos. Debe
proveerse de puestos de hidratación cada 5 kilómetros. Los competidores no
pueden recibir bebidas fuera de estos puestos, pero si pueden ser provistos de
sus propias bebidas e indicar en que puesto quieren que les sea entregada.
Asimismo, puestos con agua para beber y esponjas para refrescarse deben ser
provistos en los tramos que hay entre los puestos de hidratación. No existe
restricción en cuanto a la cantidad de bebida que un corredor pueda tomar, pero
no se les está permitido tomar fuera de los puestos ya determinados.
Cualquier corredor que
reciba asistencia externa es automáticamente descalificado. Una excepción,
agregada a las reglas después de 1984, permite un examen médico por personal
médico autorizado. Si el médico oficial determina que un atleta no está en
condiciones de continuar, dicho atleta debe retirarse de la competencia.
Esta última regla fue
agregada luego de que en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, la
estadounidense (representando a Suiza debido a su doble nacionalidad) Gabriele
Andersen−Scheiss llegara a la meta exhausta pero rechazando ayuda médica
durante los 5 minutos 44 segundos que tardó en recorrer los últimos 400 metros.
Los países pueden
presentar un atleta que haya obtenido una marca "B", o 2 ó 3 atletas
que hayan obtenido una marca "A". Las marcas clasificatorias para
hombres y mujeres son las siguientes:
Hombres: Marca
"A": 2:14:00 Marca "B": 2:20:00
Mujeres: Marca
"A": 2:33:00 Marca "B": 2:45:00
No hay comentarios:
Publicar un comentario